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Ella es la Virgen de Guadalupe.

Su santuario construido en el cerro Tepeyac en la Ciudad de México lo visitan casi 20 millones de personas al año.

Fue construido por el gran arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez en 1976.

Es un lugar bellísimo que enamora al más escéptico. 
Allí Se encuentra la tilma de Juan Diego impresa con la imagen de la Virgen.
La aparación de la virgen de Guadalupe ocurrió a fin del año 1531.
El indígena Juan Diego iba caminando cuando al pasar por el cerro Tepeyac escucho una voz que lo llamaba. Subió a la cumbre y allí se encontró con una mujer que le reveló que ella era la virgen y deseaba que en ese lugar se construyera un templo dedicado a ella.
Juan Diego fue la casa del Obispo a contarle sobre la aparición pero el Obispo no le creyó.

En cambio le pidió que le llevara una prueba de que esa mujer era la Virgen.

A los pocos días Juanito volvió a encontrase con la virgen y le contó lo que dijo el Obispo. María mando a Juan Diego a la cumbre del cerro y le dijo que cortara flores allí.

Juanito dudo ya que el cerro era un lugar casi desértico pero al llegar encontró un jardín paradisiaco.

Cortó las flores, las guardó en su manto y bajó al encuentro de la Virgen. Ella las tomó con sus manos y le dijo: “Estas flores son la señal que llevarás al señor Obispo. Dile que vea en ellas mi deseo, para que construya mi templo. Y sabe que mucho te voy a glorificar por tu trabajo y por tu cansancio. Y en ti que eres mi mensajero está puesta mi confianza”.
Cuando Juan Diego llegó al palacio del Obispo, le contó todo lo que había visto y oído, y cuando terminó su relato le dijo: “Aquí tienes las flores, hazme el favor de recibirlas”.

Comenzó a abrir su manto y a sacar las flores. Allí mismo comenzó a ver que la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe se había quedado grabada en su manto. Ella se había estampado en la tilma de Juan Diego.
Fue destino obligado de nuestro viaje de janimun un día de marzo de 2006 de los más calurosos que viví en mi vida. Pero un día tan feliz.
Los que tuvieron la suerte de recorrer el santuario recordarán el intenso olor a rosas que impregna todo el santuario.
Compre un rosario allí uno solo ! Con un destino especial . Se lo regalé a mi amiga del alma Sandra. 
Estuvimos lejos, muy lejos físicamente esos días tan tristes para ella. Pero mis pensamientos y mi corazón estuvieron allí con ella.
La virgen nos unió. Sé que ambas le rezamos.
Cada una con su fe.
Unos años más tarde llegó Trinidad Guadalupe. María siempre escucha.

 

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